viernes, 15 de mayo de 2009


Pulsa para volver arriba


En el último tercio del siglo XX la tierra giraba alrededor del sol. Esto era lo que se enseñaba en todas las escuelas del planeta. Sin embargo, puede decirse que hoy, en la época hipermoderna han cambiado las teorías: ¡Pobre Galileo, humilde defensor del heliocentrismo! Si levantara la cabeza vería como un mundo telecomunicado gira al son de un implacable tvcéntrismo capaz de desafiar al poder del astro sol.

Esta intervención es contemporánea con la inflación de pantallas; aprovecha su virtualidad para crear acontecimientos que podrían haber pasado en una calle cualquiera, un "espacio público vital de expresión" cuya característica más sobresaliente es su permanente habitabilidad. Calle que, a menudo, es un lugar usufructuado y agenciado por intereses inoportunos y se convierte en territorio privado o controlado.


Serie
#.1




La televisión es un artefacto idolatrado que ha llegado a constituir un mundo de apariencias. Un mundo autónomo en el cual ha impuesto una conciencia que llega a ser ella o hablar de sí a partir de ella misma. Un sistema complejo, tecnológicamente estructurado, basado en imágenes e informaciones fraccionadas a través del marco, de la pantalla. Se trata de una hebra poderosa en el tejido abstracto y reticular que envuelve al binomio hombre-sociedad.
#.2


La ubicuidad espacial de la televisión ha demostrado que quien se deje seducir por cualquier imagen, por muy trivial y banal que sea, se queda hipnotizado ante una “fascinante” construcción de la realidad. El acto de colocar parte de nuestro mundo en el encuadre de la televisión, es suficiente para definir un nuevo nivel de base cultural, social, estético, etc. La televisión instauró un nuevo modelo de visualización y mediatización de la esfera pública actuando como protagonista en este proceso transformador.

#.3



Algunos expertos asumen la tele como un nuevo espacio público, aunque esto simplifica y reduce sobremanera la ya compleja estructura y los procesos sociales en general a un mero asunto de difusión masiva y persuasión ideológica. ¿Por qué no colocar en la calle aparatos de televisión para poner a prueba su tolerancia, su organización y su sentido democrático?


#.4


La televisión funciona como un flujo continuo de ida y vuelta. Son muchos los autores que reflexionan sobre la tele. Desde Lacan que afirma que Televisión y Público no se diferencian; Habermas que llega a la conclusión de que lo que prometía este desarrollo temprano de la televisión en la esfera pública no se ha llegado a cumplir en parte porque la industria de la cultura ahoga el debate democrático en las sociedades modernas y también porque el desarrollo de los medios de comunicación y de entretenimiento masivos hace que la esfera pública, y su “opinión”, sea manipulada y controlada conscientemente.

#.5


Para otro autor, sin embargo, Jean Baudrillard, uno de los más influyentes estudiosos de los medios de comunicación, considera que el impacto de dichos medios es muy diferente al de otras tecnologías, y mucho más profundo. La televisión es un utensilio que penetra en nuestras vidas, no sólo nos "representa" el mundo en el que vivimos, sino que define, cada vez más, lo que es realmente. Su velocidad, que por supuesto incluye a su lenguaje, amenaza con inundar nuestra vida.

#.6

En su obra Homo videns, G. Sartori declara que en el mundo de hoy no hay más autoridad que la pantalla: el individuo sólo cree en lo que ve, incluso aceptando que la imagen del espacio televisivo descontextualiza lo que transmite y convierte todo en interpretación y espectáculo.

#.7

Consecuentemente ¿Por qué no enfrentar cara a cara en un mismo debate crítico a estos "espacios públicos" -calle y televisión- y vemos qué pasa? Nunca hemos tenido tanta profusión de pantallas a nuestro alrededor, no sólo para ver el mundo, sino para vivir en primera persona nuestra propia vida.

#.8

¿O no es más bien posible pensar que para los consumidores de televisión la pantalla televisiva funciona como una ventana por la cual entran los rumores de la calle y a la cual de vez en cuando se asoman para observar «el espectáculo de la vida» que la calle pone en escena? Nos hemos convertido en una sociedad audiovisual que muestra la intimidad como noticia, la vida como concurso, la política como anuncio y el progreso como película.